domingo, 17 de diciembre de 2017

Claves para mejorar la escuela secundaria


Claves para mejorar la escuela secundaria es el título de un libro de Andrea Alliaud, Antonio Bolívar, Daniel Feldman, Mariano Palamidessi, Claudia Romero (comp.) y Patricia Viel; editado por Noveduc en 2009 que estoy leyendo de una reimpresión de 2012 y del cual quiero rescatar en este post, tres cosas:

La primera es un punteo que en el segundo capítulo propone Bolívar, hablando de La Gestión Integrada e Interactiva, se trata de una serie de cuatro criterios de acción que me parecen bastante claros, llanos, directos a la hora de pensar desde la mirada de la gestión escolar en esas posibles claves para la mejora del título. El autor toma este punteo de un estudio del Center for the Study of Teaching and Policy, de la University of Washington, por Copland y Boatright en 2006, titulado Leadership for Transforming High Schools
a) Desarrollar un foco común en la mejora de la enseñanza y el aprendizaje.
b) Redefinir el papel: distribuir las responsabilidades y compartir el liderazgo.
c) Establecer una coherencia y acción conjunta de la escuela.
d) Posibilitar y apoyar el aprendizaje del profesorado.
e) Compromiso con la comunidad escolar.

La segunda, proviene del capítulo tres del libro, donde Daniel Feldman hablando del Currículum y planificación de la enseñanza, dice que la innovación escolar en el currículum de la escuela secundaria tiene que ver con una trinidad: 
  • La trinidad del dispositivo pedagógico: plan de estudios, horario escolar y división (o sección). En la página 63: “Esta tríada no es el tema principal de las pedagogías contemporáneas. Sin embargo, conforma el escenario básico de la vida escolar en las instituciones de enseñanza media“.
Además, afirma con toda claridad Feldman que existen márgenes en el currículum para la creación de diferentes formas y espacios de trabajo escolar, pero que “el requisito consiste en la voluntad e ingenio de los participantes”. Y resalta dos claves que me parecen impecables. Por un lado la necesidad de un aumento (progresivo, agregaría yo) de los márgenes de autonomía de los alumnos; por otro, variar los límites: ampliar las posibilidades de la experiencia escolar (en tanto experiencia de aprendizaje sobre la realidad total agregaría yo).

La tercera, es que en el cuarto capítulo del libro, Enriquecer el ambiente: Los recursos para la enseñanza, Mariano Palamidessi resalta la idea de que un ambiente pedagógicamente más rico, depende de las tareas académicas y los recursos para la enseñanza. Para esto toma como referencia a W. Doyle y K. Carter (Academia task in classrooms, 1984). “La riqueza de un ambiente educador no reside únicamente en la cantidad y en la diversidad de espacios, equipos y recursos. El factor determinante en el grado de riqueza de un ambiente educativo es la naturaleza y la complejidad de la tarea académica”. Y agrega que los ambientes son construcciones complejas y de sistemas de acciones humanas. Así también, algo que muchos dicen de diferente forma, pero que Palamidessi resuelve como la importancia de generar alternativas sustentables a la pedagogía centrada en el profesor

Rescato en este último punto con mucha fuerza de la palabra sustentable, ya que es bastante común toparse por las redes con ejemplos marketineros de innovación en educación, que no son sustentables, o no tienen la capacidad de transformarse en alternativas reales, posibles de sostener en el tiempo o de imaginar en términos de escalabilidad. Sin descuidar en esa construcción compleja y sistema de acción -diríamos siguiendo este razonamiento-, la infraestructura y los “recursos” para la enseñanza, como claves de ambiente también, para potenciar conexiones y evitan el encierro. Lo cual está en línea directa con aquella aproximación a Cómo enriquecer experiencias de enseñanza y aprendizaje en clave conectiva que aportamos para el libro Educación y Tecnologías en perspectiva (2016), para quienes les gusten estas cosas y quieran continuar con el tema.