sábado, 8 de mayo de 2010

La escuela es el centro de la decepción


"El neoliberalismo no es el único generador de decepción, también tenemos el sistema escolar. Crece la convicción de que la escuela ya no permite ascender en la escala social, que los títulos ya no garantizan la obtención de un empleo de calidad. Y a veces, cuando se procede de un barrio difícil, los títulos ya no permiten tener empleo de ninguna clase."

La verdad es que esa idea carece de fundamento sólido, porque los titulados tienen más oportunidades de introducirse en la vida profesional que los que carecen de referencias académicas. Sin embargo, es innegable que hoy los títulos no permiten tanto como durante la Treintena Gloriosa [1945-1973] acceder a los empleos que sería lícito pretender. Cada vez es menos segura la concordancia entre el título y el nivel del empleo. Hasta los años sesenta, la escuela de la República y la prolongación de la escolaridad crearon una esperanza de promoción social entre las capas menos favorecidas. Esta dinámica se ha encasquillado. El éxito escolar y la selección de élites siguen estando determinados en amplísima medida por el origen social. Sólo una pequeña fracción de hijos de inmigrantes consigue entrar en la universidad. De aquí la pérdida de confianza y las desilusiones en relación con la escuela, que no llega o apenas llega a cumplir su papel de correctora de desigualdades y agente de movilidad social. En la base de la escala social, muchos jóvenes se preguntan por qué estudiar una carrera si ésta nopermite obtener un empleo correspondiente a sus esperanzas y ellos están condenados al paro y a los salarios de hambre. La institución, que antaño era portadora de un proyecto igualitario y de promoción social, ya no lo es. Cada año salen del sistema escolar 160.000 jóvenes sin ninguna clase de título o calificación. Entre el 20% y el 35% de los jóvenes de sexto curso no sabe leer y escribir bien. La probabilidad de que los niños procedentes de las capas populares sean directivos es cada vez menor. El problema es tan grave como escandaloso: la escuela es hoy el centro de la decepción.

Gilles Lipovetsky. La Sociedad de la decepción. Entrevista con Bertrand Richard. 2006. (Prefacio y Cap. 1 en pdf)