Nuestra insistencia en las comunicaciones digitales podría ser mal interpretada, como si trasluciera un desdén por la comunicación cara a cara, por el diálogo presencial en la educación. En realidad es todo lo contrario.
Por que valorizamos tremendamente el encuentro humano, la comunicación personal, es que defendemos la tele-presencia. Y recíprocamente, por que conocemos las limitaciones de los medios digitales, insistimos en recuperar el valor insustituible del encuentro y del diálogo personal, que también se puede dar a distancia. Presencia y telepresencia no son antagónicas sino complementarias.
Pero ello exige aguzar el entendimiento crítico, para distinguir suficientemente entre ambas situaciones, para no hacer en una lo que corresponde en la otra y de esa forma unirlas convenientemente en una síntesis dinámica, cambiante y enriquecedora. Por de pronto, en este nuevo mundo digital, los edificios dedicados a la educación sufrirán una transformación importante en su arquitectura.
Las comunicaciones, las redes por las que se impartirá una educación a distancia, permitirán una distribución diferente del aprendizaje en el espacio y en el tiempo. Algunos espacios se reciclarán progresivamente, otros desaparecerán.
Battro y Denham. La Educación Digital. En http://www.byd.com.ar/ed11www.htm
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