miércoles, 26 de febrero de 2014

El aula del futuro, en La Nación Revista

El aula del futuro es el título que lleva la nota de La Nación Revista del domingo 23 de febrero de 2014, producida por Martina Rua. Aprovecho este post para agradecer la deferencia de Martina (@marturua) al mencionarme en esa nota, y reproduzco a continuación el texto.


El aula del futuro
El uso de la tecnología digital en la enseñanza corre los bordes del espacio y el tiempo, y transforma a los estudiantes en verdaderos exploradores de sus gustos y capacidades. Experiencias disruptivas y principales desafíos
Por Martina Rua  | Para LA NACION

Casi la mitad de la población mundial estará conectada a Internet para el año 2017. Esto equivale a más de 3600 millones de personas con
la posibilidad de asomarse a la ventana más grande de información y recursos que haya conocido la humanidad. Hace tiempo que la innovación tecnológica se puso al servicio del complejo ecosistema de la educación formal y no formal en el que alumnos, docentes, familias, Estado, recursos y empresas son atravesados por un nuevo paradigma.

Los expertos en Ciencias de la Educación se han embarcado en el camino de entender el efecto de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en el proceso de aprendizaje, en la Argentina y el resto del mundo. Hoy pueden hacer pronósticos sobre la transformación del espacio de trabajo, los contenidos y el rol de estudiantes y docentes.

Uno de los principales desafíos es que no se trata de replicar con TIC antiguos planes educativos, sino de diseñar y aplicar modelos pedagógicos de innovación que preparen a los alumnos para transitar el siglo XXI con las competencias que necesitarán para insertarse en un mundo que ya es digital. "Hoy los chicos aprenden mucho en la escuela, pero también fuera de ella, con sus compañeros, en el ciberespacio y con otros cibernavegantes. No se trata de incluir tecnologías en las aulas, sino de incluir a la escuela en la cultura digital", explica Mara Villanueva, doctoranda de la Universidad de Navarra e investigadora de la Escuela de Educación de la Universidad Austral. "Esto requiere de una amplia planificación estratégica y del trabajo sinérgico con otras realidades educativas globales", asegura.

Nuevos horizontes

Para Alejandro Artopoulos, investigador y director académico del Laboratorio de Entornos Virtuales de Aprendizaje de la Universidad de San Andrés, vivimos un momento de saturación y cambio. "Gracias a la inversión masiva en netbooks estamos alcanzando el momento en el que es evidente que con computadoras solas no alcanza. Hay que hacer foco en la capacitación, los contenidos y, fundamentalmente, no darle la espalda a Internet."

Según el docente, el primer desafío son los cambios en los diseños curriculares. "Las TIC son sólo la parte visible de un iceberg de conocimiento. Debemos incorporar el paradigma bio-nano-cogno-tic (biotecnología, nanotecnología, neurociencias, ciencias informáticas). Las computadoras en el aula sin acceso al conocimiento informacional sólo permiten ser aprovechadas en un 20%", opina. La neurociencia cognitiva está mostrando claras señales de que las TIC modifican el cerebro y, por ende, nuestra forma de comprender y actuar. Al mismo tiempo, los niveles atencionales y la pregnancia de los aprendizajes también se modifican y aumentan al trabajar con TIC. Basta ver la concentración de un niño cuando se encuentra frente a una pantalla."

Mantener el entusiasmo de los estudiantes (que cae estrepitosamente a medida que avanzan en su vida escolar, de un 95% en el jardín de infantes a un 37% en noveno año) es un tema central. Según Axel Rivas, investigador principal del Programa de Educación de Cippec, es una etapa de grandes cambios, donde el Estado ha priorizado la inversión en nuevas tecnologías para la educación. "Hoy, tener una computadora y conexión a Internet se ha convertido en parte de un piso fundamental para poder aprender en igualdad de condiciones. Sin embargo, esto no resuelve los problemas de uso y adaptación pedagógica", describe. Una buena noticia es que muchos docentes se están capacitando y eso quizás hubiese sido mucho más lento sin las netbooks. "Pero seguimos con muchas preguntas abiertas acerca de su traducción en las aulas y escuelas", opina.

Graciela Bertancud es la coordinadora de TIC en el Colegio Tomas Alva Edison, en Mendoza. Hace más de 10 años que la institución utiliza netbooks, contenidos multimedia y pizarras electrónicas desde el jardín de infantes en adelante para todos los contenidos educativos. Los alumnos trabajan en talleres de robótica, creación de videos en 3D y desarrollo de aplicaciones en talleres extracurriculares que se llenan, y de los que la permanencia durante el curso supera el 95 por ciento. Según la docente, el uso de las computadoras está generando muy buenas experiencias a nivel nacional, con mayor retención de alumnos, pero también permanece la resistencia al cambio que esto implica. "Hasta hace pocos años eran los ingenieros los que programaban; hoy, chicos de 10 años pueden explorar y crear sus soluciones tecnológicas a temas cotidianos", describe.

Según Bertancud, aunque muchos padres piden una educación nueva , buscan a veces lo que ellos tuvieron y, por ejemplo, se quejan cuando no ven mucho trabajo en el cuaderno de sus hijos, que han invertido más tiempo en herramientas multimedia. "Es un cambio de paradigma que llevará años", dice la especialista, para quien la currícula se debe flexibilizar, con un mínimo de contenidos comunes, y fortalecer proyectos en los que el chico se sienta atraído, una tarea que requiere investigación y mucha planificación.

Mara Villanueva asegura que el currículum seguirá expandiéndose porque los alumnos son curiosos buscadores naturales y traen al aula las cuestiones que los preocupan, les interesan y que encuentran al navegar. "Y no sólo son predadores de la Web que se conforman con buscar, sino que también son hábiles productores de nuevos contenidos que ellos mismos crean y comparten en el ciberespacio", dice.

Roles y espacios

Junto con la mutación del contenido habrá grandes cambios para el espacio y tiempo de trabajo, y para el rol que docentes y chicos adopten en las aulas del futuro. Existen varias experiencias educativas en países que están profundizando la investigación en este campo (ver recuadro Pioneros.). Todos coinciden en que el lugar de encuentro para el aprendizaje será una combinación de espacio físico y virtual. "Que sea natural para docentes y alumnos, que la relación se sostenga más allá del cara-a-cara y se traslade a Internet de alta velocidad. El aula como una sala de encuentro y de consulta, un nodo de contacto con pizarras con tecnología touch en las que podamos navegar contenidos de alta calidad de la forma más intuitiva posible", describe Artopoulos, de la Universidad de San Andrés. Según Mara Villanueva, primero serán pizarras, netbooks, tablets o Smartphones, pero en el mediano plazo serán aulas inmersivas o simuladores en inteligencia artificial. "Habrá también cada vez más juego en dispositivos digitales. Al jugar, los chicos no pierden el tiempo como comúnmente se cree, sino que activan partes de su cerebro que vibran al compás de los bits y las pantallas."

Los expertos ven al docente del futuro como un gran articulador, un acompañante y un motivador para que cada chico pueda desplegar sus verdaderos intereses. Deberá, aseguran, tener muchos de los rasgos del buen docente de cualquier tiempo: dominar y disfrutar el conocimiento. Pero también adquirir competencias ahora más importantes, como el saber desarrollar en cada alumno la capacidad de aprender por sí mismo, dado que estarán a su alcance más medios de autoaprendizaje. "El docente recupera un rol protagónico ya que resulta fundamental su guía junto con el alumno en estos trayectos de aprendizaje, para facilitarle la inmersión y el recorrido activo de ambientes virtuales que, a veces, pueden resultar algo caóticos", dice la investigadora de la Universidad de Navarra.

Para Pablo Bongiovanni, profesor en Ciencias de la Educación especializado en nuevas tecnologías de la Facultad de Humanidades en la Universidad Católica de Santa Fe, el rol docente será el de habilitar oportunidades de aprendizaje justas, con las tecnologías como tuberías para que el conocimiento fluya.

Artopoulos imagina un orientador en el mar del conocimiento, más que un transmisor de información. "Debería evolucionar a un especialista en educación con título de grado y máster, como sucede en los países líderes en educación", opina el experto.

Es cada vez más potente el gigante engranaje que gira hacia la educación del futuro. Espacios, tiempo, contenidos y actores atravesados por la transformación permanente. Y un horizonte en común: enseñar a aprender, más allá de lo que el futuro ofrezca.

RECURSOS DIGITALES

Gratuitos. En muchos casos, hay recursos digitales al alcance de estudiantes y formadores. Por ejemplo, Google trabaja con una suite de soluciones llamada Google Apps para la educación, que ofrece servicios específicos para entornos educativos con el corazón en Internet. Esto ya es utilizado por más de 300 instituciones en el país (15.000 en todo el mundo) y permite crear entornos de enseñanza y comunicación digital y acelerar procesos educativos tanto para alumnos como para educadores. Contemplan desde correo electrónico y calendario hasta almacenamiento de archivos y herramientas de comunicación y colaboración (videoconferencias entre varios participantes), entre otros.

Compañías tech como Microsoft, Intel, Oracle o SAP, entre otras, trabajan en programas de becas, pasantías, concursos de innovación y capacitación en alianza con escuelas y universidades en todo el país.

PIONEROS DISRUPTIVOS

Experiencias . En distintas partes del mundo, variadas experiencias que -apoyadas en las posibilidades tecnológicas- están abandonando los modelos tradicionales de educación. Por ejemplo, las escuelas Quest to Learn, en Nueva York, proponen un cambio en la currícula donde desaparecen las materias tradicionales en favor de experiencias nuevas para que, sin darse cuenta, los alumnos vayan aprendiendo los contenidos que vienen. En las escuelas suecas Vittra no hay aulas, tal y como se conocen tradicionalmente, ni pizarras ni bancos. Los alumnos circulan libremente con sus dispositivos móviles a cuestas y cualquier lugar del centro es bueno para aprender, con profesores o con otros compañeros. A veces en las escaleras, otras sobre cómodos sillones o tirados en el suelo. Nuevos conceptos sobre el espacio y el tiempo, atravesados por recursos tecnológicos les permiten a más de 8500 chicos de 27 centros estudiar a su ritmo inmersos en un modelo distinto y profundamente innovador, sin clases tradicionales y sin rígidos horarios. Y aunque parezca un modelo privado para unos pocos, los colegios son financiados por fondos públicos y son totalmente gratuitos para los alumnos, que ingresan sin exámenes. Cada uno posee un plan de desarrollo individual. A través de Internet, padres e hijos conocen el trabajo del alumno en la escuela, sus evaluaciones, sus ritmos o sus necesidades de apoyo. Otra idea revolucionaria es Khan Academy, que montó la plataforma educativa más popular de la historia en YouTube, o los experimentos educativos de Sugata Mitra: enseñanza sin docentes y con elementos tecnológicos básicos y una conexión a Internet.