jueves, 22 de mayo de 2014

Lo viejo de las estructuras son las formas de enseñar #Educación #TIC

Comparto nota que se publicó el 6 de mayo de 2014 en Diario UNO de Santa Fe y agradezco a Victoria Rodríguez, responsable del suplemento Educación por la entrevista


La inserción de las TIC en las aulas ya no es un tema nuevo, sin embargo los prejuicios y los miedos prevalecen. Cuáles son las claves para pensar la educación en función de los estudiantes actuales
La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la educación ha pasado –a partir de distintas políticas públicas y de las masividad en el acceso a los equipos– de ser un tema de debate a ser parte de la vida cotidiana de las instituciones educativas. Sin embargo, eso no implica que no existan aún desafíos y miedos vinculados a esas herramientas.

El profesor en Ciencias de la Educación y director de la Diplomatura en TIC y Educación de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF), Pablo Bongiovanni, dialogó con Educación sobre las deudas pendientes en la utilización de esos recursos y cuáles son los prejuicios que aún los rodean.

Consultado sobre si la aplicación de políticas públicas como el plan Conectar Igualdad y las capacitaciones para docentes han logrado un cambio de paradigma en la relación entre la tecnología y la educación, Bongiovanni señaló: “En este caso en particular, podríamos decir que suponen un indicio de cambio, o un buen comienzo, por mirarlo positivamente. Si pudiéramos unificar bajo una misma visión tanto a las políticas nacionales como las provinciales y municipales, la visión positiva que podríamos tener del caso argentino es que se trata de uno de los programas más grandes del mundo de incorporación de TIC en Educación”.

En ese sentido, el especialista resaltó que no basta con adquirir el equipamiento, sino que también es necesario tener otra mirada sobre la inserción de las herramientas. “Cuando se compran tecnologías y se las inyecta en un aula, puede que nada cambie y todo continúe siendo igual que antes, con el agregado de la tecnología ocupando espacio, o bien ésa puede ser la excusa para cambiar todo. Así de amplio es el espectro. Porque si 30 netbooks en el aula se usan para reforzar el modelo transmisivo, o una pizarra digital tiene como fin mostrar la frase del día, es lo mismo que nada; ahora si cada tecnología se utiliza a conciencia en sus potencialidades y limitaciones, entonces nada será como antes”, resaltó y siguió: “Porque internet no es parecido a nada anterior en educación, no hay comparación, no se puede comparar una clase con internet de una sin internet, porque son dos realidades diferentes. Si nos reunimos 40 personas sin computadoras a aprender, nuestro universo se limita a nuestro conocimiento, si nos reunimos con internet nuestro conocimiento latente es el de toda la humanidad, no hay comparación”.

Un cambio generacional
—¿Qué pasa con los nuevos docentes que se están incorporando a las aulas y que ya han crecido en la cultura digital? ¿Son más permeables al uso de las TIC o repiten las viejas estructuras?
—Con respecto a los nuevos docentes, desde mi experiencia podría decir que veo al menos tres grupos. Uno que no tiene idea y tampoco le interesa aprender cómo utilizar TIC en educación; un segundo gran grupo que está en la búsqueda de aprender cómo hacerlo y se esfuerza por encontrar soluciones, y un pequeño grupo que ya tiene amplia experiencia y muchas veces funciona de maestro de los dos anteriores. En nuestro país, ese pequeño grupo de innovadores, que tracciona al resto, está siendo acompañado con la llegada de tecnologías, y muchas veces también se sienten acompañados por empresas privadas y organizaciones del tercer sector. Casualmente esos innovadores no siempre son los nuevos, en su mayoría diría yo no son los nuevos. Para que los nuevos no repitan estructuras viejas tenemos que formarlos en y desde estructuras nuevas. No hay una fórmula mágica para el cambio, pero tendemos a enseñar de la misma forma en que aprendemos. Ahí está una buena pista, a mi juicio, de la permeabilidad o no al cambio.

—Hay quienes piensan que incorporar las TIC al aula implica estar todo el día con la computadora prendida: ¿cómo es un buen uso de esas herramientas?
—Si alguien piensa que tiempo de pantalla prendida es igual a incorporación de TIC en el aula, seguramente también piensa que un libro abierto mucho tiempo enseña algo. El buen uso de las herramientas creo yo es uno de los principales desafíos actuales. Ahí está una de las claves para no repetir viejas estructuras de las que hablamos antes. Porque viejas estructuras no son viejas tecnologías (como el lápiz y el papel), lo viejo de las estructuras son las metodologías, las formas de enseñar, las formas en que entendemos el aprendizaje. Cómo se hace, sin dudas, es mediante la investigación permanente, la experimentación, no hay otra cosa más fructífera para un docente que experimentar, aprender, equivocarse, inventar. No es fácil, por eso hay que apoyarse en otros, conectarse con comunidades especializadas y fundamentalmente predisponerse.

—¿Cuáles son los miedos que detectan en los docentes que aún no han sumado las TIC a su planificación?
—Los miedos más comunes curiosamente no provienen de la tecnología en sí misma, sino que provienen del prejuicio sobre el no saber, el miedo a lo desconocido, las preconfiguraciones de un aula conformada por un maestro que lo sabe todo y alumnos que no saben nada. Cuando no juegan esos factores, o mejor dicho cuando los podemos neutralizar, el proceso de incorporar TIC en una planificación es más sencillo de lo que parece. Porque el hardware y el software acompañan cada vez más, cada vez más existen servicios, aplicaciones, plataformas, redes para enseñar y aprender.

—Uno de los comentarios frecuentes entre los docentes es la problemática del “copiar y pegar”: ¿cómo se puede abordar esa situación?
—El “copiar y pegar” es criticado hace años y muchos ya lo han reivindicado también. Ahora se va reduciendo cada vez más al siguiente razonamiento: si una actividad se puede resolver copiando y pegando, lo que hay que revisar no es a quién copia y pega si no a quién propone la actividad. Si las respuestas se pueden copiar y pegar es hora de cambiar mis preguntas. Si alguien se queja de que los alumnos hace mucho copy/paste nunca pienso en condenar a los alumnos, pienso en la razón de esa queja y en cómo se pueden modificar las preguntas para exigir razonamientos, aplicación de criterios y no sólo acciones simples.

—¿Qué deben tener en cuenta los educadores que aún no se han animado a sumar las TIC?
Creo que lo que deben tener en cuenta quienes no se han animado aún es que hay una responsabilidad en la Educación que va más allá de lo personal. La transmisión del conocimiento de generación a generación históricamente tuvo distintas formas, alguna vez fue la palabra; en otro tiempo, del que estamos saliendo ya, fueron los papeles, ahora tenemos múltiples medios, plataformas y pantallas. Sumar las TIC es sinónimo de entender cómo tenemos que formar a nuestros alumnos, no es un aderezo, tiene que ver cada vez más con los modos de socialización, con la forma en que preparamos a nuestros alumnos en la ciencia que sea que enseñamos y el nivel educativo en que trabajemos.

El alumnado que tenemos
Por último, el director de la Diplomatura en TIC y Educación se refirió a lo que obtienen los estudiantes, la gran mayoría nacidos ya con la inserción tecnológica en la vida de las personas, al ver en el ámbito educativo aquellos elementos que les son habituales en el resto de sus actividades cotidianas. “Les puede sumar mucho, siempre que el docente tenga ideas y herramientas para enseñar y para habilitar aprendizajes. Si un alumno está acostumbrado a googlear cuando no entiende una palabra o a buscar un video en YouTube para aprender a hacer algo, o es de los que les pregunta a sus amigos en Facebook o a sus seguidores en Twitter, y obtiene respuestas, aprende y ayuda a otros a aprender”, evaluó.

Y continuó: “A ellos es muy probable que la mayoría de las clases tradicionales le resulten aburridas. Y aprender nunca debería ser aburrido. Si tenemos alumnos que aprenden mucho de manera informal, en lo formal tenemos que aprender a reutilizar ese potencial y abrirles nuevas posibilidades”.

Al respecto resaltó que tampoco hay que pensar que es habitual para todos los niños, niñas y adolescentes el uso de las tecnologías ya que muchos aún no tienen acceso a esos elementos. “Pero es cierto también que esos alumnos que aprenden alegremente con internet a diario no son la mayoría, ni son el alumno promedio. Creo que tenemos que empezar por conocer primero si realmente usan herramientas digitales en sus vidas, para qué las usan y cómo las usan”, evaluó.

Finalmente reconoció que la educación no puede estar separada de la vida social de los estudiantes y que eso acarrea la necesidad de abordar nuevos temas. “Hay muchos mitos sobre la relación jóvenes-tecnología, y más aún si hablamos de internet. Entiendo que ya pasó el tiempo de la fascinación por la idea de la natividad digital, ahora tenemos que pensar en que a una buena porción del alumnado real (el alumnado que tenemos, no del que queremos) les debemos enseñar normas de convivencia on line, a cuidarse de los peligros de la vida conectada, a saber gestionar sus identidades digitales, estamos en un momento en que nos tenemos que poner a trabajar desde todo lo que pasa habitualmente en la vida de nuestros alumnos y desconocemos. Antes, la Educación podía sobrevivir sin mezclarse con la vida personal, podían convivir como en universos paralelos, ahora los contextos son más permeables, flexibles, y hay que lidiar con eso”, indicó.