"... vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó..."
Tal vez ese sea un fragmento de las palabras de Borges que mejor puedan crear una analogía con el mundo de los blogs. Muchas veces en La Red nada refleja lo que quiero, entonces abro mi propio espacio. La web social hizo que esos millones de espacios abiertos hasta hoy se combinaran, entremezclaran e intercalaran de manera inimaginada, y por eso, cada vez más las redes se parecen al Aleph.
El Aleph es un relato, y es una forma de poner en palabras un pensamiento. Pero también "es la primera letra de varios alfabetos de la Antigua Mesopotamia, tales como el Hebreo y el Fenicio, reconociéndose como la primera letra de todas las letras, la letra "original" (elaleph.com). Muchos compararon ya a Internet y la Aldea Global con la figura que describe el maestro Jorge Luis Borges en el último de los 17 cuentos de uno de sus más reconocidos legados; pero me parece interesante tenerla presente. Quién conoce y deambula un poco por la red, puede cerrar los ojos, abrirlos y ver siempre nueva esta relación.
Tal vez ese sea un fragmento de las palabras de Borges que mejor puedan crear una analogía con el mundo de los blogs. Muchas veces en La Red nada refleja lo que quiero, entonces abro mi propio espacio. La web social hizo que esos millones de espacios abiertos hasta hoy se combinaran, entremezclaran e intercalaran de manera inimaginada, y por eso, cada vez más las redes se parecen al Aleph.
El Aleph es un relato, y es una forma de poner en palabras un pensamiento. Pero también "es la primera letra de varios alfabetos de la Antigua Mesopotamia, tales como el Hebreo y el Fenicio, reconociéndose como la primera letra de todas las letras, la letra "original" (elaleph.com). Muchos compararon ya a Internet y la Aldea Global con la figura que describe el maestro Jorge Luis Borges en el último de los 17 cuentos de uno de sus más reconocidos legados; pero me parece interesante tenerla presente. Quién conoce y deambula un poco por la red, puede cerrar los ojos, abrirlos y ver siempre nueva esta relación.
Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato, empieza aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y las circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.) Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: La enumeración, si quiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré. (el texto completo en jorgeluisborges.galeon.com)
Para leer:
De el Aleph a Internet (La Nación.com, 14 de junio de 2006 a 20 años de la muerte de Borges)Curiosidad:
Un santuario sobre El Aleph en: http://www.matiklarweinart.com/en/gallery/aleph-sanctuary-1992.htm