miércoles, 28 de septiembre de 2005

Múltiples Tensiones en torno a la Evaluación


La concepción sobre lo que entendemos por, y lo que hacemos en Evaluación, es uno de los temas que urge a la Educación, al Sistema, a las Instituciones y a cada uno de nosotros (persona) que trabaja en esta profesión.

Si bien todos podríamos definir (algunos en más y otros en menos palabras) qué entendemos por “evaluación”, para qué es necesario “evaluar”, cómo es preciso “evaluar”, etc (caben aquí todas las preguntas que se plantean en los documentos TEBE por ejemplo), la realidad nos dice que existe una distancia relativa entre el decir y el hacer (lo planificado y la evaluación real).

Además, vemos que cada persona “varía” (transforma, altera, modifica, reforma, corrige, renueva) su concepto de evaluación a partir de; la experiencia concreta, el tiempo, los destinatarios, el contexto en que se desempeña, las presiones sociales que lo aguijonean, las preocupaciones personales y profesionales, sus creencias (dogmas, supuestos)... y tantas otras variables que no podemos abarcar en este análisis...

Luego, la suma de personas en una institución educativa hace que convivan múltiples y diversas concepciones de evaluación, ... que a su vez todas y cada una de ellas vayan mutando... y si desde un sencillo postulado gestáltico aportamos a la discusión que “el todo es más que las suma de las partes”, no es ilógico pensar en un estado más o menos caótico (en tanto indeterminado y cambiante) en relación a las ideas y las acciones sobre “La Evaluación”.

Vemos así que en la actualidad no existen en la práctica (tal vez sí los haya en la letra, la teoría, las planificaciones, los escritos) acuerdos totales sobre la concepción de “evaluación”.

Nos acontece entonces, pensar la evaluación, como “tironeada” (jalada) por diversas “tensiones”. Estas tensiones hacen las veces de polos positivos y negativos que obligan a la toma de decisiones.

Dicha toma de decisiones tiene particular importancia para la visión de la Gestión Escolar, debido a que cada equipo directivo es responsable de clarificar la impronta que la institución quiere aplicar a la evaluación, para poder plasmar esto en los proyectos curriculares....
Para ello, necesariamente se hará alusión a un proceso constante de consensos, aportes, negociaciones, cooperaciones, colaboraciones, que no desconocemos constituyen en sí mismo un arduo trabajo... pero que a su vez también vemos día a día más necesario...
Es por esto que pensamos como aporte algunas tensiones a tener en cuenta en el proceso de búsqueda de acuerdos... Observamos al menos 12 (doce) tensiones en torno a la Evaluación, que decíamos hacen las veces de polos entre los cuales fluctúan los conceptos y las acciones... y tanto uno como otro pueden ser extremos... desde el cual nos posicionamos tanto a la hora de "hablar sobre" como de "accionar concretamente",... vemos entonces que la Evaluación (actualmente) se juega entre:

Proceso vs. Producto

Prejuicio vs. Juicio

Costumbre vs. Reflexión

Personal vs. Social

Docente vs. Institución

Unidireccional vs. Bidireccional

Simetría vs. Asimetría

Conocida vs. Desconocida

Prescripta vs. Libre

Ideológica vs. Neutra

Intuitiva vs. Comprobada

Heterónoma vs. Autónoma

Las tensiones que proponemos no son excluyentes, (ni exclusivas), no por una intrínseca ambigüedad, ni por falta de certeza sobre ellas, sino porque tienen el exacto valor que cada persona y cada institución le atribuya.

Esto hace que su orden no sea dogmático, y su extensión sea provisional, estén pensadas para ser modificadas, adaptadas, recortadas, enriquecidas... y, en todos y cada uno de estos casos... para ser compartidas.

Prof. Mirta Santomero
Prof. Pablo Bongiovanni