Ayer, charlando con un amigo me dijo: "Yo a Facebook le tengo miedo". Además de las risas del momento una reflexión quedó, cierta y concreta: Le tenía miedo porque estar en Facebook es abrirse al mundo, es quedar expuesto. Ahora bien, yo le sumaría que esa exposición se da hasta donde uno quiera o bien hasta donde cada uno sepa establecerla. En facebook como en cualquier red social las personas comparten lo que quieren. Hay muchos otros que también le tienen miedo a facebook (con sus razones). Y hay otros que se borran también con sus razones. Creo que la exposición es un tema a trabajar desde múltiples aspectos, sobre todo en Facebook, pero también creo que definitivamente no es un espacio que sea digno de tenerle miedo. Creo que la clave está en aprender a comunicar-se en el nuevo medio, en los nuevos ámbitos. Si queremos ser públicos podemos ser públicos, pero si queremos ser reservados también lo podemos lograr.
Otro dato interesante al respecto, también lo ví hoy en el blog de un nuevo contacto en Twitter, donde veo que hay gente que intenta "cuidarse" de esa exposición. Me pareció muy buena la reflexión sobre la paradoja que esto conlleva: "El querer mantenerse totalmente alejado del mundo virtual puede llegar a crear distanciamiento en el mundo real", y es lógico porque si cada vez más personas se familiarizan con los modos de socialización telemática, o mejor dicho, si el modo de socialización en el futuro (o presente) será el telemático, quién no sepa desenvolverse en ese entorno quedará marginado o excluido. Porque se juega una nueva forma de participar, de ser en la sociedad. Entonces aparecerá una nueva categoría, o se comenzará a escribir ya no sólo sobre nativos e inmigrantes, sino sobre incluidos y excluidos de un mundo digital que no es virtual sino cada vez más real.
No es cuestión de tenerle miedo o no a Facebook, sino de animarse a aprender de qué se trata una red social (como las conocemos ahora) y encontrar una forma de aprovecharla, de la mejor manera posible. Porque tenemos la libertad de hacer o no hacer, de estar o no estar. Si bien, con las nuevas redes sociales no es posible decidir tan fácilmente "no estar", porque las redes no se parecen en nada a los medios tradicionales.
En la radio, en la televisión, en el diario, yo puedo ser un espectador anónimo de por vida, en cambio en redes sociales no. Precisamente porque son Sociales. Porque todos pueden decir, publicar, comentar y pueden hacerlo incluso sobre mí, y contra mi voluntad!. Como también pueden hablar sobre mí, criticar y maldecirme en público, en una plaza, en un bar o transmitirlo por un gran medio tradicional. No sólo una cuestión de nuevas posibilidades sino una cuestión de VELOCIDAD. El problema está en lograr comprender que en los medios tradicionales, había parámetros que todos más o menos manejábamos y (aunque con innumerables casos de dudosas aplicaciones) existía una ética periodística. Ahora, la ética en las redes es la ética de las personas. Si alguien quiere preguntarle a todo el mundo qué tal ven un strip tease mío, y eso me molesta, lo que yo haría es hablar con esa persona para que no publique más ese tipo de interrogantes. ¿Pero qué pasaría si no es una persona sino que son varias? me comunicaría con todos ellos, ¿y qué pasaría si son cientos o miles?
Las redes abren nuevas posibilidades comunicacionales, mundos inexplorados, y estoy de acuerdo en que pueden generar temor, pero mi opinión personal es que, siempre la clave estará en mantener un espíritu abierto al aprendizaje, a entender cómo podemos comunicar-nos más y mejor. Con todo lo que ello implica.